Toda inversión es una apuesta al futuro porque aunque es posible calcular las mejores estrategias para obtener mayores ganancias, todo puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos.
La buena noticia es que cuando se trata de inversiones inmobiliarias, el panorama suele traer grandes beneficios. Es por eso que debes saber las diferencias entre rentabilidad bruta y rentabilidad neta, ya que esto será de gran ayuda al momento de tomar la decisión de invertir y conocer los beneficios que obtendrás a corto, mediano y largo plazo.
La rentabilidad se refiere a los beneficios que obtienes de una inversión después de restar los gastos básicos de las ganancias netas. Cuanto más beneficios económicos tengas, significa que más rentable es la inversión.
El porcentaje de rentabilidad puede entenderse como la ganancia a corto, mediano y largo plazo. Para tener mejores análisis de inversión debes saber que existen distintas variables a considerar al momento de adquirir un bien inmueble, la rentabilidad bruta y la rentabilidad neta son dos puntos principales, sin embargo no son los únicos.
Existen 10 tipos de rentabilidad cuyo resultado se rige principalmente por el paso del tiempo.
-Rentabilidad absoluta: Se conoce al final del periodo de vida de una inversión.
-Rentabilidad económica: También conocida como ROI (Return of Investment) mide los beneficios que pueden ser generados por los activos bajo su posesión.
-Rentabilidad financiera: También conocida como ROE (Return of Equity) se conoce dividiendo los beneficios netos de la actividad, entre los fondos de la empresa.
-Rentabilidad comercial: Se refiere al resultado de restar los costos de ventas a las ganancias netas de las mismas.
-Rentabilidad del dinero: Beneficio obtenido de una inversión monetaria.
-Rentabilidad esperada: Rentabilidad que una compañía proyecta para el futuro.
-Rentabilidad garantizada: Esta se mantiene durante un periodo de tiempo definido. Aplica para cuentas de ahorro, planes de pensiones y otros instrumentos financieros.
-Rentabilidad geométrica: También conocida como Tasa Geométrica de Rentabilidad, es la clave para encontrar la rentabilidad media, cuando se tienen varias acciones y operaciones financieras activas al mismo tiempo.
-Rentabilidad de libre riesgo: Se calcula sobre contratos financieros libres de riesgo.
-Rentabilidad nominal y real: La nominal no toma en cuenta la inflación dentro de su cálculo. La real sí.
La rentabilidad bruta y la rentabilidad neta son los tipos de rentabilidad que más nos interesan en cuanto a la adquisición de un inmueble. Sin importar el uso que le des al espacio, en ambos casos se espera que tengas un porcentaje de ganancias.
La principal diferencia son los gastos que se consideran al momento de conocer cada tipo de rentabilidad, pues aunque ambas proyecciones deben arrojar grandes beneficios a futuro, influye mucho el uso que le das al espacio y los planes que se tengan a futuro.
La fórmula para conocer la rentabilidad bruta de un espacio, se calcula tomando en cuenta los ingresos brutos del inmueble (una renta) multiplicarlos por 100 y dividir el resultado entre el valor total del inmueble. La rentabilidad bruta no toma en cuenta ningún otro tipo de gastos.
ingresos brutos (una renta) *100
Rentabilidad bruta= —------------------------------------
valor total del inmueble
Por otro lado, la rentabilidad neta sí considera otros gastos, como la construcción, costos de mantenimiento, etc. Esos gastos se le restan a los ingresos brutos, el resultado se multiplica por 100 y se divide entre el costo total del inmueble.
(ingresos brutos - gastos) x 100
Rentabilidad neta = ________________________
costo total del inmueble
Para conocer mejor el panorama a futuro de tu próxima inversión inmobiliaria y calcular su rentabilidad, debes estar al día del crecimiento urbano alrededor del espacio que te interesa.
La plusvalía del lugar y el tipo de inmueble en el que planeas invertir depende de varios factores, pues no es igual tener un par de locales en una pequeña plaza del centro de la ciudad, que poseer una casa de 2 pisos y alberca en una zona residencial altamente cotizada.
Además, ya sea que tú vivas en ella, pongas un negocio o la ofertes en renta, es importante tener en cuenta posibles gastos, como por ejemplo:
Gastos de inversión: Estos se refieren a los impuestos, gastos en notario, registro de la propiedad, actualización en el estado de la vivienda, entre otros.
Gastos fijos: Se consideran los gastos de aportaciones comunitarias, impuestos tributarios sobre bienes inmuebles, servicios de consumos mínimos y costos de administración del alquiler, si se da el caso.
Gastos de mantenimientos: Todo lo referente a reparaciones y conservación del bien inmueble.
La mejor inversión siempre debe ser la que te prometa mayores rendimientos con un bajo margen de riesgo. Suena sencillo, pero con la competencia actual cazar una inversión con esas características es un reto si estás comenzando en el negocio.
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